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Isla Brava: maravíllese con la belleza y la paz de este tesoro escondido de Cabo Verde

Brava es la isla habitada más pequeña de Cabo Verde, situada en el extremo sur del archipiélago. Brava es pura poesía, no hay otra forma de describirla.

El final del amanecer brumoso es anunciado por el armonioso canto de los pájaros. La luz comienza a revelar los valles ocultos por la oscuridad de la noche. El alba se rompe con los primeros rayos del sol que asoman tras las fértiles colinas. A lo lejos se oyen los gallos abriéndose paso en la quietud de la mañana. El aire húmedo con restos de rocío huele a café fresco rodeado del aroma de las flores. Las plantas frutales están salpicadas de tonos amarillos, rojos y naranjas. Hay plátanos, pitangas y papayas para desayunar. Abre la ventana y siente, ¡Brava está despierta!

Brava está pintada con flores de colores y valles en tonos de verde denso. El sol no brilla mucho, por lo que el aire es fresco. Aunque es pequeña, aquí hay mucho que ver. Brava quiere ser vista y por eso cuenta con multitud de miradores repartidos por toda la isla. Son visitas obligadas el mirador de Fontainhas, que es el punto más alto de la isla, el mirador de Mira Beleza, el mirador de Mira Grandeza, el mirador de Nova Sintra y el mirador de Mato Grande.

El Ayuntamiento de Brava es el único de la isla y tiene su sede en la ciudad de Nova Sintra. Nova Sintra es un pueblecito encantador hasta decir basta. Se caracteriza por sus callejuelas llenas de historia y arquitectura tradicional portuguesa. Una visita obligada en esta localidad es el Museo Eugénio Tavares, poeta y exponente de la literatura caboverdiana. También puede disfrutar de una visita al Centrum Sete Sóis Sete Luas, un espacio para exposiciones de arte, eventos culturales y festivales de música en directo. También podrá disfrutar del trabajo de las encajeras de la isla.

Brava es para los amantes de la naturaleza. Para los amantes del senderismo, las temperaturas agradables y no demasiado calurosas permiten explorar la isla por sus verdes y misteriosos senderos.

Para los que no pueden vivir sin el mar, pueden contemplar las actividades portuarias y pesqueras en Porto da Furna y visitar Fajã de Água. Esta localidad está situada en una bahía contra un acantilado, mostrando una belleza singular. El océano inunda las enormes piscinas naturales formadas por el acantilado, donde el agua es azul, la temperatura perfecta y los paisajes románticos. Aquí también podrá sentarse en un bar-restaurante junto al mar a esperar la magnífica puesta de sol mientras saborea una rica ración de morena frita.

Elijas lo que elijas, no te equivocarás. Brava sólo deja nostalgia en el corazón de los que pasan por allí. ¡Ven y siéntelo!